Las montañas de los Tetons se vistieron de arcoíris este junio, conmemorando el mes del Orgullo Gay.
Las banderas multicolores se podían ver por algunas partes de la ciudad o en calcomanías de autos o prendedores de ropa que portaban los que pertenecen o apoyan a la comunidad LGBTQ.
Comunidad a la que pertenecen Odalis Ávila y Yair Sánchez dos jóvenes de raíces mexicanas quienes han vivido en Jackson por más de 15 años.
Ambos forman parte del 3.3 por ciento de la población gay que reside en el estado de Wyoming, esto de acuerdo al estudio demográfico realizado en el 2019 por UCLA y la Escuela de Leyes “Instituto Williams.”
Cifras que para Ávila, aún son muy pequeñas.
“A mi me gusta pensar que gente gay hay muchos en todas partes solo que no todos están dispuestos a gritarlo,” comenta entusiasmada Ávila.
Gritos que de acuerdo a Ávila, se callan apezar de que en Jackson existe una comunidad progresista, pero la homosexualidad y el transgenero aún son un gran tabú, especialmente entre hombres.
“Le dan más espacio a las mujeres salir como lesbianas que a los hombres, y creo que es así en cualquier lugar,” opina Avila, enfatizando que los hombres gay sufren más, “los hombres son más acosadores con hombres.”
Tabúes con los que Sánchez asegura ha tenido que lidiar la mayor parte de su vida.
“Nosotros como latinos especialmente cuando vienes de pueblos chicos,” dice Sánchez.
Pueblo chico, infierno grande, reza un dicho mexicano.
“Hay todavía mucho machismo, las mentalidades un poquito más cerradas y esas ideas,” comenta Sanchez.
Ideas que según Ávila y Sánchez, a muchos los llenan de miedo.
“Mucho temor por lo que te pueden decir o juzgar por ser tú mismo,” expresa Sánchez.
Sobre todo cuando de la familia se trata.
“Nos entra ese pánico, porque obvio son nuestro papás y no queremos que nunca nos dejen de querer,” indica Ávila.
Creándose entre ellos una verdadera lucha interna.
“Es una batalla que tienes que pasar y tienes que sobresalir,” dice Sánchez.
“Como creces en una familia muy católica dices no no creo que yo,” añade Ávila.
“Cuando me preguntaban me daba pena y me ponía yo nervioso y pensaba ¿Por qué piensan eso de mí?, y yo solo lo rechazaba,” recuerda Sánchez.
“Es difícil al principio aceptar tus orientaciones sexuales tus gustos, por eso me gusta ser tan fuerte y decir que soy gay por que siento que se va normalizando y las demás personas se van sintiendo más cómodas,” agrega Ávila convencida.
Pero según Sánchez, a veces vienen más problemas, entre estos el bullying y la discriminación por género.
“Sé que voy a tener más obstáculos por ser quien soy, pero prefiero estar cierto a mi persona que estar fingiendo por el resto de mi vida,” enfatiza Sánchez.
Precisamente son esos temores que atraviesa la mayoría de la comunidad gay y transgenero, que tanto Ávila como Sánchez dicen estar más que agradecidos, que desde el 2016 exista Jackson Hole Pride, un grupo de valientes hombres y mujeres que luchan por los derechos de la comunidad LBGTQ y que este año por primera vez celebraron el mes del Orgullo gay, durante todo el mes de junio.
“Es un orgullo saber que si hay una comunidad porque se necesita mucha educación para que aprendan,” opina Sánchez.
“Porque excusamos a la gente mayor que porque crecieron en otra epoca, pero basta de excusas todos podemos seguir aprendiendo”, exclama Ávila.
Aprender y entender que la sexualidad no es una elección.
“Creo que en cierto punto mi mamá me dijo y que tal y si cambias de cambias de opinión,” recuerda Ávila.
Aprender los miembros de la comunidad LBGTQ no se hacen, nacen.
“Desde chiquito me preguntaba por los manierismos afeminados que ya tenia yo
pero decía esto no puede ser porque no es normal o aceptado”, recuerda Sánchez.
Pero ambos concuerdan que hay una clave que es la más importante de la educación.“Lo importante y lo que uno espera, es que si no están de acuerdo con lo que uno es o lo que uno hace, que por lo menos haya respeto,” conclye Sánchez.
Resperto al genero. Respeto al ser.